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Fundación SAN CAYETANO DEL MAR
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PALANCAS ASIMETRICAS DE SEGUNDA CLASE EN OBESIDAD
(Artículo de desarrollo empírico y conclusiones transitorias para la Fundación San Cayetano del Mar
por el Lic. Eduardo Castro)
La práctica diaria y también el simple razonamiento del observador, nos muestra que la simetría funcional, en general, ocasiona serios trastornos el individuo obeso, lo que induce la necesidad de potenciar cualquier tipo de tratamiento dietoterápico en estos casos. Su presencia siempre será un escollo ya que impedirá la necesaria movilidad física del paciente, que se aprecia como necesaria en la refuncionalización en general, y en óptimo funcionamiento del metabolismo basal en particular, considerando aquí la importancia del necesario turn over proteico y de los ácidos grasos también.
Surge entonces la necesidad (ante lo estático del paciente) de apelar a Prometabolizadores y a otros modernos conceptos también, buscando equilibrar el proceso de descenso de peso y cambio de hábitos alimentarios.
El tratamiento de la obesidad siempre es complicado (por lo “amigable” del curso patológico previo, por la alta deserción, por lo incómodo de ir al nutricionista, por la utopía de la autodieta, por la receta que vi en televisión, etc.), y como cada caso difiere mucho del anterior, la inclusión de mecanismos disfuncionales torna complejo el complicado cuadro original.
“La dietoterapia aplicada a estos pacientes no puede ser la usualmente aplicada a personas que no presentasen esta problemática”.
Hagamos algo.
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Qué es una palanca?
La palanca es una máquina simple que tiene como función transmitir una fuerza. Está compuesta por una barra rígida que puede girar libremente alrededor de un punto de apoyo llamado fulcro. Puede utilizarse para amplificar la fuerza mecánica que se aplica a un objeto, para incrementar su velocidad o la distancia recorrida, en respuesta a la aplicación de una fuerza. Se clasifican de tres formas diferentes, según su punto de apoyo, siendo las de tercera clase las más empleadas en el cuerpo humano, aunque desde el punto de vista de la nutrición, veremos que las de segunda clase son las más observadas por insidir particularmente en el tren inferior.
Su empleo esta íntimamente relacionada con su ventaja mecánica, que es la relación entre la longitud del brazo de potencia y la del brazo de resistencia. La función usual de una palanca es obtener una ventaja mecánica de modo que una pequeña fuerza aplicada en un extremo de una palanca a gran distancia del punto de apoyo, produzca una fuerza mayor que opere a una distancia más corta del punto de apoyo en el otro, o bien que un movimiento aplicado en un extremo produzca un movimiento mucho más rápido en el otro.
En este caso puntual, nos referimos con este término, a la acción desarrollada por un hueso, mediante la potencia aplicada al mismo por un músculo asociado, coordinado multisistémicamente desde el cerebro con el objeto de cumplimentar determinado movimiento de traslación. Queda claro que la simetría de cualquier miembro con respecto al otro, disparará una red de problemas interrelacionados en diferentes jerarquías que, entre otras cosas, quitarán al paciente el deseo de moverse, por diferentes razones, desde la exposición social al dolor.
Como resultado de todo esto, tendremos una complicación extra que se sumará a la condición invalidante (en diferentes grados) que caracteriza a la obesidad, alejándonos de la necesaria refuncionalización. ¿Cómo llevaremos adelante el tratamiento? ¿Qué posibilidades de progreso tendremos?
PALANCAS EN EL CUERPO HUMANO
Muchos de los músculos y huesos del cuerpo actúan coordinadamente como palancas. Especialmente (los que nos interesan ahora)se hallan en el tren inferior, y están destinadas a permitir amplios movimientos. La musculatura de las piernas es más poderosa que la del tren superior, aunque tiene menos precisión y variedad en sus movimientos. En estos gráficos, F representa la fuerza que ejercen los músculos encargados de producir los movimientos, mientras que R es el peso o fuerza a vencer y el punto de apoyo es la articulación de la que parten los huesos. Veremos tres ejemplos de palancas.
1) El sistema formado por los músculos de la nuca, que ejercen la fuerza, el peso de la cabeza que tiende a caer hacia delante (R), y el atlas que es el punto de apoyo. Es una palanca de primer género
2) En el sistema formado por los gemelos, que ejercen la fuerza, el empeine que es el tarso, donde se aplican la resistencia (R), y la punta de los pies, que es el punto de apoyo, en este caso para el avance. Que es una palanca de segundo género.
3) El sistema formado por el bíceps que ejerce la fuerza, el objeto que levantamos con la mano que es R, y el codo que actúa como punto de apoyo. Esta es una palanca de tercer género.
Y… que relación existe entre la nutrición y las palancas?
En realidad es una estrecha e importantísima relación, sobre todo en el caso de individuos obesos, por cuanto no les es posible desarrollar normalmente determinada actividad física, lo que atenta con su recuperación o refuncionalización. Es francamente contraproducente (para el sistema óseo, tendones y órganos en general) la “sobrecarga alternada” que impone la marcha al tren inferior irregular. Como hace este individuo para desarrollar actividades aeróbicas, considerando que estás “rinden” a partir de los 20 minutos? Pero lo más grave es el trabajo “fuera de eje” y con peso accesorio que tiene el esqueleto ante esta disfuncionalidad, que entrega microfisuras constantes, dolores permanentes y la necesidad de estimar adecuadamente el gasto metabólico basal, la ingesta de los micronutrientes adecuados para la tarea basal de reparación y recambio, retejido y mantenimiento funcional de organelas; y la selección de los macronutrientes pertinentes, que eviten la acumulación energética en forma de grasas, pero que garanticen la funcionalidad sistémica en torno a lo expresado.
No es mínima la problemática psicológica que se plantea y debe ser abordada prematura, especializada y adecuadamente.
Pero antes de entrar de lleno a la problemática nutricional, veamos algunas respuestas a lo anterior.
En estos casos debe ser posible la tarea aeróbica, sin la necesidad de “apoyo a tierra” del tren inferior, para sostener el trabajo “sin resentir”, y para ello es aconsejable la bicicleta fija (donde recomiendo suplementar el pedal para evitar el desnivel y que la columna permanezca centrada en el eje del asiento), con carga en aumento y “tiradas” regulares, de tiempo que podría ir desde 10 a 25 minutos, paulatinamente, conforme avance el entrenamiento.
También observamos muy buenos resultados, desde el punto de vista de la TA, del sueño y mejoras en general, en torno al trabajo complementado con sauna o en ambiente cálido controlado, donde la presencia del ozono, cada vez que puede ser posible (en función al estado del paciente) aporta grandes y veloces avances camino a la refuncionalización.
Es muy útil la presencia del psicólogo en la línea de trabajo físico. ¿No es su ambiente? Claro que sí; donde esté el paciente tiene que estar el profesional, porque la vida no sucede dentro de un consultorio, y nosotros refuncionalizamos para la vida. De todas formas, cada profesional sabrá lo que es pertinente, esta es solo una opinión personal.
Casi invariablemente observaremos (en la asimetría del tren inferior) la presencia de hiperventilación en el desplazamiento, por las razones que ya expusimos, y esto llevará también a una elevada frecuencia cardíaca, por cuanto se elevará notablemente la presión arterial, de forma muy diferente a una persona que tuviese “simetría en sus palancas”, por lo que la carga de HC deberá ser particularmente observada y además, es posible (porque lo observamos reiteradas veces) que exista una disfunción renal en uno de los riñones, especialmente en aquél que corresponde al “apoyo corto” del traslado; esto induce a observar puntualmente la necesidad de proteínas de forma particular en estos pacientes.
Recordamos que “la dietoterapia de estos pacientes no puede ser la usualmente aplicada a personas que no presentasen esta problemática”.
Finalmente, el tren superior también es importante, claro, pero no tiene la trascendencia que el tren inferior y las palancas de segundo género aportan al cuadro de obesidad o a las complicaciones del Síndrome Metabólico.
Como tratamos a este paciente?
Inicialmente, con el respeto con que tratamos a todos. Luego, con las consideraciones particulares que enumeramos a continuación.
1) La dietoterapia tiene que ser adaptada a la condición de minusvalía que presenta el individuo. Si aplicamos Knox, por ejemplo, en esta situación en particular, sugerimos calcular por 23 o 24, de acuerdo a la edad y al caso que tengamos.
2) Todo en estos casos será superlativo, incluida la Educación en Nutrición; este paciente “necesita” más que nadie, comprender como funciona la fisiología y la mecánica corporal en su caso particular, y el por qué de cada detalle.
3) El descenso y la adecuación del peso serán el
resultado de estrategias combinadas multidisciplinariamente, como de costumbre, pero sin dejar de considerar las connotaciones particulares del caso.
4) Como no podemos contar (inicialmente) con el aporte sostenido de la actividad física, se impondrá en la alimentación el volumen por sobre la densidad calórica.
5) La obligación de masticar puede ser una muy buena estrategia.
6) La presencia aumentada de fibra desde vegetales y frutas también.
7) La disociación de hidratos y proteínas, que no se juntan en la misma comida (considerando cada caso en particular) también puede ser positiva. Incluso disminuir la ingesta de carnes rojas, considerando el probable estado endotóxico y las posibles condiciones pro inflamatoria que caracterizan al individuo obeso.
8) El incremento de ingesta de calcio (especialmente el suplementado) y el adecuado entorno que induzca las óptimas condiciones absortivas, recordando que estas deben ser lejos de la ingesta de hierro y en medio particularmente alcalinizado.
9) Sugerimos la visita semanal al psicólogo y al nutricionista. No menos de tres veces al gimnasio, por semana y con un Profesor Nacional de Educación Física.
10) Sugerimos la creatividad en el abordaje de la dieta y la constante estimulación del paciente. Más, mucho más, en estos casos que en los normales.
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