jueves, 12 de agosto de 2010

HITOSQUETEATAN

www.fsancayetanodelmar.org

Fundación SAN CAYETANO DEL MAR Semana de la Alimentación Sana: Art 7
Legajo Pers. Jurid. 176562
------------------------------------------------------------

HITOSQUETEATAN
(Para la Fundación San Cayetano del Mar)
Por el Lic. Eduardo Castro

Ante todo, les propongo que “inventemos” una palabra nueva, para usarla nosotros en estos renglones y a estos fines. También quisiera recomendar la lectura del material previo (son siete artículos, uno por cada día de la semana de la alimentación sana), para comprender por donde venimos razonando (este año hablamos el sobrepeso y la obesidad), y eventualmente, desarrollar su propia opinión al respecto de estos temas.
Una de las principales razones por las que el 96% de los que siguen una dieta o hacen ejercicio fracasan, es porque poseen ciertos eventos, o sucesos desencadenantes en sus vidas, que provocan el abandono de su dieta o de su plan de ejercicios muy fácilmente. Esto es muy común, y esta programación que gobierna psicológicamente a la persona que, atada a un hábito, desea repetirlo por requisito física o por necesidad hedónica acentuada, es lo que denominamos con esta palabra de uso transitorio, sólo para nosotros; les presento el HITOQUETEATA.
----------------------------------------------------------

Algunas personas no pueden dejar de asistir a reuniones sociales. Lo hacen muy bien (a su régimen dietético) cuando están solos, pero cuando están rodeados por sus amigos, recaen en sus viejos hábitos de alimentación poco saludables. Las estadísticas muestran que una persona acompañada de un amigo o de su pareja, ingiere un 28% más. Si en la reunión son más de seis personas, todas conocidas, este porcentaje se eleva al 71%, aunque hay que decir que el porcentaje de ingesta desciende si estamos en presencia de desconocidos.

Otros, inversamente, necesitan reunirse para reforzar su autoestima y decaen en la soledad de su hogar. De allí la importancia de las agrupaciones de obesos, que funcionan muy bien.

Para otros, el descontrol tiene que ver con un cierto nivel de estrés (tristeza, presiones, cansancio, deseos insatisfechos)... esto puede provocar que mucha gente abandone totalmente los hábitos de alimentación saludable para sumar grasa en poco tiempo. Esto no es bueno y siempre cobra su peaje.

Ya vimos anteriormente que, nuestro entorno y nuestra circunstancia conspiran contra nosotros mismos (la termoestación de nuestras casa, la facilidad del acceso alimentario, la inducción social a la ingesta copiosa, etc.), y lo definimos como “obesogénico”, lo que no es muy grave, ¿no lo es?; quizás transitoriamente no, hasta que comienza a serlo y nada más, realmente muy simple. Cabría preguntar aquí, respetuosamente siempre, que preferimos, ¿cronicidad subfuncional invalidante, o muerte prematura?

Y todos los resultados finales obtenidos, buenos y malos, después de emprendimientos dietoterápicos controlados o autodesarrollados (que son muy peligrosos), son experiencias que te “forman”, o HITOSQUETEATAN, casi nada.

Prácticamente podemos decir que es “imposible” para la mayoría de los que siguen una dieta (dietantes) y los que hacen ejercicio (pensantes, concientes y responsables de ellos mismos), mantener el hábito nuevo que se proponen. Simplemente, en cuanto desciende la reserva calórica, se instala o gatilla un sentimiento de urgente necesidad de recuperar el nivel deprimido y no que da otra que comer. Excusas nunca faltan, las ocasiones las fabricamos y los alimentos (gracias a Dios) tampoco faltan, la mayoría de las veces.

La problemática estratégica es, ¿cómo reprimimos o controlamos estos impulsos?

Los recordatorios del nutricionista, esos papeles pegados a la heladera que tanto nos cuesta escribir (muchas veces fraguado, para que no me reten), son buenos mapas que te orientan en los sucesos alimentarios pasados. Estas “puntas” son muy interesantes y del estudio de ellas, un profesional puede establecer un “mapa alimentario”, a modo de ruta que, relacionado con el momento que se pudiere describir, casi a modo de paisaje, entrega pautas concretas y clarificadoras que sugieren “como” hacer para transitar por otro camino.

Pensemos en todas las veces que te apartaste de esas rutinas... ¿Qué lo provocó? ¿Fue una decisión emocional? ¿Fue el estrés? ¿Fue tu vida social?. Identificar el HITOQUETEATA transitivo o del momento, es el primer paso y tu psicólogo te puede ayudar, y tu nutricionista te puede guiar y, ambos te pueden exterminar si no les hacés caso.

Muy bien, ahora que has identificado tus HITOQUETEATAN característicos, el siguiente paso es establecer lo que conocemos como Sobreaprendizaje. Una opción muy oportuna es el empleo de material aural sedante natural, porque potencia los resortes espirituales y, si está claro que serás tan “rico” como tu espíritu te lo permita, es lógico que tengas éxito tanto como tu voluntad te empuje al mismo.

El sobre-aprendizaje, es un concepto usado por lo maestros orientales (no… no me refiero a los uruguayos), que tratan de inducir caminos de “ascensión” y buena vida. Claro que es más fácil aprender que sobreaprender ya que esto incluye erradicar viejos hábitos (formatear?) y, desde ya que no es fácil. Y por ejemplo, el estrés, (HITOQUETEATA de primer orden), es un espejo recordatorio que induce fracaso, y en estos casos es un potenciador de la deserción dietética. Cuidado, no lo provoques.

Aprender es, entre otras cosas, modificar conductas, y esto implica de alguna manera “programar”. Finalmente reaprender podría ser, reprogramar. Al sobre-aprender un hábito, como el nuevo hábito de beber por lo menos 2.5 litros de agua durante todo el día, va a resultar muy poco probable que haga algo que es cómodo y sencillo (como beber alcohol o beber una refrescola?). En realidad, adquiriendo este hábito saludable, después de 2,5 litros de agua, difícilmente quieras beber alguna otra cosa.

Entonces, es claro que cuando nos topamos con nuestros HITOSQUETEATAN, vamos a hacer lo que sea más fácil pero, si ha sobre-aprendido un hábito que ahora es como una segunda piel, podrá seguir con esos hábitos saludables, incluso cuando se enfrentes a emociones intensas, como el mismo estrés, o cualquier otro HITOQUETEATA.

¿Cuánto tiempo toma reprogramar algo? Bien, las investigaciones muestran que debemos practicar el nuevo hábito y además evitar el viejo comportamiento, diariamente por alrededor de más de 3 meses o, 110 días por lo menos. Y… puedes recaer o regresar al antigua camino ni bien bajes la guardia, y de allí la conveniencia del acompañamiento permanente del terapeuta y su equipo; no te recomiendo perder en un día lo que hiciste en 6 meses.

No obstante se puede hacer un muy buen trabajo para establecer nuevos comportamientos de alimentación y ejercicio en tan solo 3 semanas... pero el verdadero sobreaprendizaje, solo ocurre después de 12 semanas, donde podemos cosechar nuevos y positivos HITOSQUETEATAN.

Algunos ejemplos de HITOSQUETEATAN:
Podemos dividirlos en dos, directos e indirectos. Veamos.

HITOSQUETEATAN Directos:
Marcos tiene hijos pequeños que comen dulce de membrillo. Marcos es un “comedor nocturno” y, cada vez que visita la heladera (que no es todos los días), ingiere gran cantidad de este dulce. Tiene aprendido y bastamente practicado este ritual y ahora, su cuerpo le “reclama” este placer que lo pone furioso si no es debidamente saciado. Su mujer prefiere que “coma y se duerma, por la paz familiar”, y no que se desvele “violentado” por la falta de dulce de membrillo.

HITOSQUETEATAN Indirectos:
Marisa tiene la costumbre arraigada de mirar TV hasta la una de la mañana. Se acuesta a la una y se levanta a las siete de la mañana. Tiene una deuda de sueño acumulada importante. Le cuesta levantarse y, obviamente, vive a fuerza de adrenalina, con híper tensión arterial y taquicardia generada por su “deuda de descanso”. También tiene las defensas bajas (posiblemente por endointoxicación intestinal), y necesita consumir un litro y medio de café para mantener la atención en su trabajo. Adivinen como está su BMI por episodios de Bulimia Nerviosa, lógica en este cuadro, y eso que aún no hablamos una sola palabra de alimentos, ¿no?

Pero además, todo esto no es tan complicado, solo que hay cosas elementales a tener en cuenta. Fíjese.
Si adquiero y asumo el simple acto de NO COMER MÁS PAN (menos facturas o hidratos de alta densidad en general), automáticamente y en condiciones normales Usted debe empezar a bajar su peso. Esto no es tan difícil. Y si no tomo líquidos durante las comidas y sí, bebo 2,5 litros el resto del día fuera de ellas, la cosa empieza a mejorar. Si reduzco el ingreso de las grasas saturadas de las carnes (como menos carnes rojas y también menos pollo); y finalmente reduzco las porciones como me indica la nutricionista y hago un hábito de todo esto, cuando le sumo la actividad física, ya estoy viviendo otra vida, esto es posible, claro, hay que hacerlo (y hacerlo bien para que realmente dure).

Estos son los caminos del cambio de hábitos alimentarios para toda la vida, esto es, reprogramación familiar, un portal a la nueva salud familiar.

Proyecto de investigación Mar del Vegetal:
Nuestro trabajo de investigación con 170 personas de Mar del Plata, Miramar y Balcarce, todas ellas con BMI superior a 30 (ya sabemos qué es y como se calcula el BMI), con compromiso anónimo por lo experimental de la prueba, y procedentes de los clubes y asociaciones de obesos respectivas, nos mostró que es posible (con nueva tecnología y modernos y originales protocolos profesionales), que el 38, 4% de este universo remanente (38 personas, porque muchos se retiraron del programa antes de terminar, por ello es el 22% real del total), cambien sus hábitos de vida radicalmente (de omnívoros a vegetarianos ovo/lácteos), con una impresionante “refuncionalización”, y notables cambios en lo estético y en la salud en general. Conclusión, si que es posible.
También es cierto que muchos se fueron del programa (simplemente desertaron, que es lo más común en obesidad), y 77 personas no alcanzaron cambios significativos ni tienen actualmente hábitos muy diferentes a los anteriores, pero si mostraron avances en el conocimiento de los alimentos y no aumentaron significativamente su peso mientras duró el programa (7 meses), y manifiestan que desearían participar nuevamente para “probarse”, porque los resultados fueron buenos.

Si alguien quisiera anotarse para la próxima edición de proyecto, que es absolutamente gratuito, además de ser interna y externamente anónimo (los pacientes no se conocen entre ellos, ni existe difusión de identidades, no se realizan reuniones de grupo y solo se adapta el protocolo a cada uno en forma ambulatoria, y siempre es de carácter voluntario, sin compromisos personales, legales o particulares con la Fundación y sus profesionales.), puede llamar al teléfono 478 9685 o escribir al mail fsancayetanodelmar@hotmail.com.ar y plantear sus deseos de participar de este programa.

Pero, ¿por qué volcarlos a costumbres vegetarianas?
Simplemente porque en condiciones normales, cuando la microbiota intestinal no está “polucionada” o alterada por intoxicaciones producto de años de comer mal y excesivamente, con vías bioquímicas alteradas y respuestas inmunes reducidas y a expensas de cuanto evento inflamatorio quiera asociarse; los alimentos transitan y se “expresan” (desde el punto de vista de la absorción normal) sin generar complicaciones y aportando lo que corresponde a cada uno. Pero en condiciones desbalanceadas, que es lo común en la pandemia mundial de obesidad que nos agobia, la leche, los quesos y yogures, y muy especialmente las carnes rojas, fiambres, embutidos y los dulces como el azúcar y las harinas blancas refinadas, generan las condiciones ideales para el desbalance homeostático proveniente de la intoxicación endógena del tracto gastrointestinal, donde la absorción es deficiente (porque la ingestión es excesiva e incorrecta), la deglución es inconveniente y la digestión es cada vez peor.

¿Son malos los alimentos como la leche, las carnes, las harinas y los dulces?
Claro que no, sólo que en estas condiciones de desbalance exacerbado, donde conviene “depurar” y “reordenar”, antes de que sea tarde y no se pueda regresar atrás, las proteínas de alto valor biológico proveniente de las carnes, leches, fiambres y embutidos, parecerían complicar severamente la situación de estos pacientes que, por otra parte, se observa evolucionar satisfactoriamente al retirarlas, aunque el “síndrome” de abstinencia que generan, porque además “somos argentinos y comemos carne”, debe ser adecuadamente contenido.

En las condiciones descriptas, en las que se encuentra cerca del 60 por ciento de la humanidad en este planeta, las proteínas de lácteos y carnes rojas podrían tener un reflejo alergénico. También en estas condiciones, de sobre peso avanzado y de obesidad, es muy común las carencias en Inmunoglobulina A intestinal que es un anticuerpo inespecífico que debería evitar, entre otras cosas, que las proteínas como tales, tomen contacto con el torrente sanguíneo (sin disgregarse en aminoácidos). Esto genera anticuerpos justamente, en relación a los mencionados alimentos, que al ser retirados y rebalanceado el sistema homeostático, pueden volver a ingerirse. Es decir, claramente, no proponemos hacernos vegetarianos de por vida, solo lo necesario (que puede llegar a ser más de un año), para retomar el camino de salud y darnos otra oportunidad de vivir la vida.
Podemos decir que la capacidad de tolerar toxinas del organismo humano, con el cuadro que expresa la obesidad, se satura y tiene a “ralentar” funciones (desfuncionalizar), y esto entra en un círculo habitualmente vicioso, que lleva a la degradación orgánica y funcional.

¿Y cómo llegamos a este punto? ¿Cómo no hicimos algo antes? ¿Qué pasó? Simplemente, el sobrepeso aumenta proporcionalmente con el bienestar y el urbanismo, y en forma directamente proporcional se incrementa la capacidad de negación de estas situaciones, y sólo nos detenemos cuando la angioplastia nos llama a la realidad, si es que llegamos a tiempo y no quedamos invalidados porque, en realidad, ésto es muy serio y lo que no nos deja razonar se llama, simplemente, tus HITOSQUETEATAN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario